martes, 9 de febrero de 2016

ÁLVARO LAPRESTA Y DIEGO ALTELARREA CUMPLEN CON EL RITUAL DE LA BARROSA POR LAS CALLES DE ABEJAR


La Barrosa ha salido a recorrer las calles de Abejar un año más para seguir con el ritual ancestral. En una jornada desapacible, con fuerte viento y lluvia, Álvaro Lapresta y Diego Altelarrea se han vestido con su camisa y calzón blanco, fajín y corbata roja, se han colocado el sombrero y las polainas negras y han vuelto a dar vida a La Barrosa. Las condiciones climatólogicas no asustan a estos ‘veteranos’ barroseros, ya que ambos tripiten ante la ausencia de quintos (mozos de 18 años), eso sí con la “misma ilusión y ganas” que la primera vez, y con una idea clara, “que la tradición continúe”.
Los barroseros han comenzado la ‘ronda’ por las calles más altas del pueblo. Uno de ellos porta La Barrosa, un armazón de madera cubierto con una sábana y decorado con escarapelas y cintas de colores, la cara y el rabo en ambos extremos así como los cuernos para simular la figura del toro. El otro, es el encargado de llevar el látigo que guía a La Barrosa y asusta a los más ‘atrevidos’, así como la cesta para recoger donativos y viandas que ofrecen los vecinos en sus casas. Los ocho cencerros del interior avisan a los abejarucos de la visita de este animal ancestral. Los vecinos abren sus casas cada martes de carnaval, ofreciendo roscos, pastas y moscatel a los barroseros, y obsequiándoles con dinero o alimentos.
Por la tarde el escenario cambia. Una vez que La Barrosa ha visitado todas las casas del pueblo, salvo aquellas en las que se respeta el luto por el fallecimiento de alguno de sus inquilinos, llega el momento de pasar un rato con amigos y vecinos del pueblo, antes de que el armazón de madera ‘muera’ para cumplir con el ritual un año más. Será sobre las 22.00 horas en el salón del Ayuntamiento. Una primera vuelta al salón anuncia que el final de la jornada se acerca, un segundo aviso con dos vueltas y por último, con un intervalo de quince minutos de tiempo, una tercera ronda al salón con tres vueltas anuncia el final de esta emotiva jornada. Es en esta última ronda cuando los barroseros salen a la calle y los cazadores del pueblo disparan al aire simulando la muerte de este animal de origen mitológico. Barrosa y barroseros caen sobre un tablón y seis mozos del pueblo, que ya han pasado por esta tradición, les transportan a hombros alrededor del salón a ritmo de ‘gato montés’. Será cuando La Barrosa muera, terminando así con el ritual que le permitirán descansar hasta el próximo año.
Los barroseros salen de nuevo al salón recibidos entre los aplausos de vecinos y visitantes, para bailar un pasodoble con las madres y acabar así su ‘jornada’. Tras la muerte fingida, todos la abejarucos beben vino dulce simulando la sangre de La Barrosa y bailan la tradicional ‘rueda’ alrededor del salón. La Barrosa descansa hasta el año que viene pero la fiesta continúa con la cena de mozos y la posterior verbena de disfraces.

Fuente: desdesoria.es

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