sábado, 23 de mayo de 2015

«EL COLEGIO ES UNA GARANTÍA DE FUTURO, EL PUEBLO SIGUE VIVO», ANTONIO ROMERO, ALCALDE DE ABEJAR

En Abejar, Soria, respiran aliviados. El colegio permanecerá abierto un curso más y «vamos dejando el filo de la navaja», explica su alcalde, Antonio Romero. Pero llegar a este repunte no ha sido fácil ni ha estado exento de trabajo. En septiembre, «12 ó 13 niños» volverán a las aulas. Ahora son ocho.
«Se incorporarán tres de Abejar y dos de una familia de fuera», respira aliviado el alcalde. «Son una garantía de futuro durante años y quiere decir que un servicio esencial para el pueblo sigue vivo». No todos los cursos se ha podido mirar hacia adelante con optimismo. «Hemos estado al borde del cierre» y de hecho hubo que poner todas las facilidades posibles a familias de otras provincias para que fuesen a vivir con sus hijos al pueblo.
Romero tiene claro que «no es la Junta la que cierra los colegios. Se cierran solos porque no hay niños». Por eso «es importante luchar por mantenerlos. La escuela pública da las mismas garantías a un niño de Abejar que a uno de la capital con un trato directo, personal, que no hay en las ciudades».
La receta, «un poco de imaginación. Teníamos alguna vivienda municipal cerrada y eso es un lujo de millonarios; y los pueblos no somos millonarios». Con estas casas y «la cesión gratuita» se logra ir atrayendo a familias para evitar que alguna migración en el sentido inverso acabe con la escuela. «Son gente que viene a compartir su vida con nosotros, y estamos encantados», revela el regidor.
No concurre a los comicios del 24 de mayo, pero tiene ideas para seguir con la labor. «Me gustaría que quien salga continuase apostando por esto, e incluso con una líneas de ayudas para alquileres ‘privados’ cuando se acaben las viviendas públicas en el caso de familias con niños. Hay que establecer unos criterios para ser justos, pero sobre todo hay que ser imaginativos porque necesitamos recuperar la vida en los pueblos».
Romero lo tiene claro. «Es la misma calidad, los profesores han superado las mismas pruebas que en cualquier otro colegio y son grupos reducidos, con una relación cercana». Este curso, los argumentos convencieron a una familia que evitó pensar en el cierre. Para el siguiente, la semilla va germinando. Abejar seguirá vivo.
La directora del Colegio Rural Agrupado (CRA) Pinar Grande, del que depende el centro, respalda esa sensación de que ‘pequeño’ y ‘rural’ son sinónimos de ‘calidad’. Eva Sanz recuerda que «mi primera escuela fue la de Cabrejas del Pinar y la recuerdo con un cariño inmenso. Son ocho, y por matemática no es lo mismo repartir la atención entre ocho que entre 25».
Los niños cuentan con una profesora fija, pero desde la ‘central’ de Navaleno llegan puntualmente otros docentes para asignaturas concretas como Inglés, Música o Educación Física. También se desplazan los de Terapéutica y Audición y Lenguaje. «Es un cole normal y corriente, sólo que los profesores no están ahí».
En Abejar se forman dos niños de tres años, uno de cinco, dos de seis, dos chicas de nueve y uno de diez repartidos en Educación Infantil y Primaria. Todos comparten aula, pero en distintos espacios según su ciclo educativo para que los contenidos no interfieran.

Fuente: Diario de Valladolid

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